jueves, 5 de abril de 2012
ABRIL EN EL CARRIZAL (POVEDILLA)-haibun
(Fotos: El Carrizal-Povedilla-4 y 5-4-2012)
Las flores blancas de algunos almendros, que florecieron tempranamente, han dado paso al verde de las hojas. Más allá, los melocotoneros con flores rosas, algunas plantas de flores amarillas y otras pequeñitas con sus racimos violetas junto a una acequia. La nevada de hace unos días ha tapizado de verde los campos: la siembra, antes raquítica, se ha vuelto de un tono intenso, vivo. Nubarrones cubren el pueblo. El campo necesita más agua; no hay que engañarse con esa aparente pujanza de los vegetales en el inicio de la primavera. Debajo de la capa superficial de la tierra, se notan los efectos de la prolongada sequía. A lo lejos, aún quedan restos de nieve en las cumbres de la sierra de Alcaraz. Dos jilgueros se persiguen entre las ramas de un cambrón y se alejan hacia otro árbol. La superficie del río ondula con una suave brisa.
Tarde de abril:
tiembla en la corriente
el tronco del chopo.
A lo largo del camino del Carrizal, las panículas ondean sobre las secas cañas. De vez en cuando, cardos secos: los medianos, y uno de los más altos, permanecen en pie; otros ya no han aguantado el paso del tiempo, su nacimiento en la primavera del año anterior, la floración explosiva de junio, el progresivo consumo de su vitalidad, los vientos del invierno…- y se han tronchado por la mitad o se han doblado por la base de su tallo y ahora yacen en el suelo. En la copa de una gran noguera se divisan unos tordos; el árbol todavía está sin hojas. Termina el día.
Anochecer:
solo dos estrellas
en el cielo.
Las flores blancas de algunos almendros, que florecieron tempranamente, han dado paso al verde de las hojas. Más allá, los melocotoneros con flores rosas, algunas plantas de flores amarillas y otras pequeñitas con sus racimos violetas junto a una acequia. La nevada de hace unos días ha tapizado de verde los campos: la siembra, antes raquítica, se ha vuelto de un tono intenso, vivo. Nubarrones cubren el pueblo. El campo necesita más agua; no hay que engañarse con esa aparente pujanza de los vegetales en el inicio de la primavera. Debajo de la capa superficial de la tierra, se notan los efectos de la prolongada sequía. A lo lejos, aún quedan restos de nieve en las cumbres de la sierra de Alcaraz. Dos jilgueros se persiguen entre las ramas de un cambrón y se alejan hacia otro árbol. La superficie del río ondula con una suave brisa.
Tarde de abril:
tiembla en la corriente
el tronco del chopo.
A lo largo del camino del Carrizal, las panículas ondean sobre las secas cañas. De vez en cuando, cardos secos: los medianos, y uno de los más altos, permanecen en pie; otros ya no han aguantado el paso del tiempo, su nacimiento en la primavera del año anterior, la floración explosiva de junio, el progresivo consumo de su vitalidad, los vientos del invierno…- y se han tronchado por la mitad o se han doblado por la base de su tallo y ahora yacen en el suelo. En la copa de una gran noguera se divisan unos tordos; el árbol todavía está sin hojas. Termina el día.
Anochecer:
solo dos estrellas
en el cielo.
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3 comentarios:
Tienes un blog tan instructivo, me encanta.
Saludos Rafa
Muy buen trabajo, Rafael.
Realmente encantador el trayecto
descrito por el haibun, con esos dos hermosos haikus que encierran el transcurso del tiempo: la tarde y el anochecer.
Gracias, amigo.
Un abrazo.
Hola Primo,
me gusta la riqueza de vocabulario y cómo observas y no sólo miras...
Un abrazo,
Vicky
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