sábado, 20 de enero de 2024

Copia libre de un Zurbarán


 "Las lágrimas de san Pedro" de Zurbarán 

sábado, 2 de diciembre de 2023

Atardecer en Mérida


 Yendo de camino hacia el Santuario de Fátima en Portugal, pasando por Mérida tuve la oportunidad de ver este hermoso atardecer con un efecto óptico de tres soles, un placer para los sentidos. 

sábado, 12 de agosto de 2023

Haibun: Mar Menor, lodos y medusas



 El viento estuvo soplando toda la noche




 y, al levantarme, continuaba, me dirigí a la charca de las Salinas donde la gente se da los lodos, popularmente "el barro", que son muy buenos para todas las enfermedades reumáticas, de huesos, yo no me doy el barro (hay que cogerlo del centro de la charca, untarse el cuerpo, esperar a que se seque, y luego quitártelo en el mismo sitio donde lo has cogido) sino que me meto durante una hora y media para absorber las propiedades beneficiosas de estas aguas.

Como durante la noche ha soplado el levante, la parte superficial del agua está bastante fresca, más abajo, donde están los lodos, suele estar caliente, en otros años incluso quemaba, te podías quemar los pies, ahora no; para pasar el tiempo se suele hacer amistad con la gente que está haciendo esa misma actividad y el rato transcurre entre charla y charla. Hoy se ven algunas medusas, creo que muertas, porque de vez en cuando tienen que ir reponiendo agua según se evapora o se echa a otras charcas para extraer la sal y, como el agua del Mediterráneo está más caliente de lo normal, proliferan las medusas, han debido de entrar esta noche.

Un zampullín cuellinegro se acerca casi a los bañistas, pero él va a lo suyo: pescar, en algún momento también han pasado una pareja de flamencos y los he seguido con la vista hasta que se han perdido en el horizonte, otros continúan en la otra parte de la charca; hace dos días cruzó un bando de cigüeñuelas que me sorprendió porque normalmente suelen pasar una o dos.


Dos zampullines

en el centro de la charca,

parloteo de bañistas.


Al cumplir el tiempo estipulado, me he ido a una de las playas del Mar Menor, frente a mi piso, donde suelo darme un pequeño baño para quitarme la sal que se concentra mucho en el cuerpo durante el tiempo que permanezco en la charca salinera, aunque aquí la gente mayor dice que no es conveniente ducharse mientras estás haciendo “el tratamiento”, también es creencia popular que hay que darse los baños siempre en tandas impares: nueve, quince , veintisiete... días de baños o barro.

La una de la mañana, el viento sigue soplando en la playa de Villananitos, pero el agua está clara y de buena temperatura, es decir, templada,   pero como el viento persiste  hay muchas medusas en todo el litoral. Menos mal que esta medusa es la conocida como "huevo frito", que no ofrece peligro para los bañistas.


No para el viento,

por la mañana

rodeado de medusas.


Lo Pagán, (San Pedro del Pinatar, Murcia) 4-8-23



viernes, 30 de junio de 2023

Exposición de Fotografía creativa y haiku

 Exposición de fotografía creativa y haiku

en Haiku La Crepería Albacete, 2023

Enlace a youtube:

https://youtu.be/fvbhYYE0w6w

miércoles, 31 de mayo de 2023

Jueglos Florales de Albacete 2023

 Ayer celebramos la entrega de premios de los Juegos Florales de Albacete 2023 en el Teatro Circo, he tenido el honor de ser uno de los miembros del jurado internacional que ha otorgado los premios, en el enlace podreis ver el fallo:

https://haikusenalbacete.blogspot.com/2023/05/acta-de-la-4-edicion-de-los-juegos.html?spref=fb&m=1








viernes, 28 de abril de 2023

Haiku y fotos de Rafael Castillo




 Fotos tomadas en las salinas de San Pedro del Pinatar (Murcia) 

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Haiku publicado en el XI Concurso internacional de haiku



 Enlace a la descarga del libro en pdf


https://hela17.blogspot.com/2022/12/xi-concurso-internacional-de-haiku-de.html?m=1

domingo, 27 de noviembre de 2022

Homenaje a mi padre, fotos





 

HOMENAJE A MI PADRE

 

Fallecido el 19-11-2022

1

Dónde va mi padre 

con esa cara que se le llena 

cada vez más de estrellas, 

de libélulas dormidas 

en un sueño de juncos.


Mi padre respira 

un zumbido de viñas carcomidas, 

una niebla que cruza su mirada 

difuminando el horizonte. 


Transita el verano,

pero él está instalado en el otoño, 

que abre sus fauces inmisericordes 

arrasando las flores. 


Ha vivido entre azucenas frescas

que vuelan con el viento, 

la paz de los rastrojos, 

un águila perdicera 

que escapó de la escopeta, 

las urracas que llenan los caminos, 

nevadas intensas que te dejan descalzo, 

aguaceros interminables

para saciar la transida tierra, 

y ahora su voz cada vez más apagada, 

como su mirada traspasada 

por un halo de infinito. 


Mi padre, más fuerte que un roble,

y ya solo queda la sombra, 

un hilo de plata que se vislumbra 

en un rayo de luz casi huido. 


Fue un toro, inmenso bravío 

en su pecho indómito, 

en sus brazos como tenazas imponentes 

de gigantescos cangrejos ancestrales, 

la firmeza de sus muslos 

cual columnas dóricas, 

su aliento incansable 

en tareas hercúleas, 

tanto en el rigor del invierno 

como en la calima del estío;

nada se le resistía:

cavar el solo una tumba 

para alguno de sus paisanos, 

despachar una botella de coñac 

en cualquier catarro,

segar un campo, cargar la galera,

arar sin descanso,

fumar tabaco verde por el sembrado…


Ese era y es mi padre.

Su voz potente, como un mazo, 

dirigiendo las corrientes

o la trayectoria de asteroides y cometas, 

apaciguando avenidas de ríos impetuosos 

o de inesperadas tormentas, 

siempre presto a echar una mano, 

a socorrer al necesitado, 

prestar lo que haga falta sin pedir nada, 

no cobrar aunque le sangren las manos, 

darlo todo de balde, 

generosidad en las entrañas, 

hacer lo que le dé la gana, 

no pedir explicaciones, 

el primero en el combate, 

aguantar hasta que el cuerpo resista, 

no protestar, soportar los golpes, 

y aceptar el destino, 

lo que manden los dioses.


Mi padre, el roble, 

ahora a sus ochenta y siete años, 

aunque apenas se sostiene, 

alfombrado de medicamentos, 

todavía con su genio, sus exigencias,

sus debilidades sobrevenidas, 

y siempre su fortaleza inquebrantable,

su determinación intacta... 


Para mi sigue siendo un héroe. 


2

Antes de la salida del sol 

unciendo las mulas,

solo tiene doce años.


A las cinco de la madrugada,

las voces de mi padre

por las calles del pueblo. 


Dirigirse al campo,

un perro o dos

tras mi padre.


En los cacharros renegridos

del Cortijo del Toscar,

comiendo mi padre.


Molido el tabaco verde,

añadir coñac

y cañamones.


Volver de cazar,

sacando con un palote

las tripas de la perdiz.


Nos deja segar,

pero afilar la guadaña,

sólo mi padre.


El gran cazador,

nunca nos dejó

disparar con la escopeta.


Con el primer toque a difuntos,

ya está con la azada

en el cementerio.


Sin haber despuntado el día,

saludando mi padre

a su primo “el Bárbaro”.


Con la gorra en la mano,

entrar a la iglesia

para dar el pésame.


En el patio de la casa vieja,

el canto del perdigón

por la mañana.


Antes de la llegada

del comprador a la era,

arreglar el montón de paja.


Cribando el cereal,

cada vez más grande

el montón de granzas.


Antes de hacerse de día,

el silbido de mi padre

en la escalera.


Diluvie o granice,

bajo la luz de las farolas

a por pan recién horneado.


Junto a la criba,

quitar las chinas

de las lentejas.


En la calle

con la gorra puesta,

misa de domingo.


Con el remental al hombro

a otro corral,

época de matanza.


Con qué mimo

cuida los perros 

de mi tío Antonio.


3

MI PADRE


Él solo podía tumbar una vaca, incluso se paseaba entre los toros bravos de Samuel Flores echándoles comida o ayudando a los vaqueros; ahora, a veces, sentado en su silla de ruedas, lo levantamos y se pone detrás y la empuja para fortalecer los músculos.


He visto caer las gotas de sudor de mi padre al pie de los olivos, cómo sus manos encallecidas cogían la azada, la sujetaban mañana y tarde, y así muchos días; también encima del tractor cuando el sol cae a plomo y derrite hasta las piedras, y lo he visto decaer, ir a menos porque se lo comía la enfermedad, pero aún resiste, yo resisto junto a él.


4

Mañana de relente,

colocando los mantones

debajo de la oliva.


Una parada en el trabajo,

repartir higos recién cogidos

entre los aceituneros.


Con su hermano Juan,

despanzurrando sandías

para los gallinos.


En el hortal,

haciendo una cruz

a los mejores pepinos.


Fin de año:

mi padre quita del racimo

los granos podridos.


5

A MI PADRE,

ingresado en el hospital


Qué pasará por tu cabeza 

cuando estás al borde de la muerte,

cuando familiares y amigos se acercan 

en procesión hasta tu cabecera,

cuando los ves cuchichear 

y parece que te quieren hurtar 

un conocimiento sólo a ellos reservado.


Tú aún no estás muerto, 

quizás viejo y con achaques, 

tal vez con un montón de enfermedades, 

de pastillas que intentan remediar 

lo inevitable.


Malvives, es cierto, 

pero aún respiras, aún una sonrisa 

cuando te visitan tus nietos, 

una respuesta si te preguntan, 

incluso exiges algún alimento 

aunque no lo pida tu cuerpo.


El sueño te vence, 

el cansancio de vivir tumbado 

no está hecho para ti,

tú, el que pasaba la mayor parte del día 

en el campo, 

el que apenas dormía,

tú, el primero para arrimar el hombro, 

incansable en cualquier trabajo,

tú, el más desprendido, 

lo que necesitarán de ti, suyo era,

y, ahora, tan desvalido, 

no sé te puede dejar solo, 

necesitas a alguien que te arrope, 

un guardián para que puedas 

ver la luz mañana.


6

Junto a la ventana 

donde da al sol,

trabajando el esparto.


Apenas un hilillo de voz,

recordándome

las tareas del olivar.


A cada pregunta,

siempre responde "bien"

mi padre enfermo.


Ocho de la noche,

esperando la ambulancia

la luna llena.


A punto de inclinar el pico,

la luz del amanecer.


Acercándole la cuchara,

aprieta los dientes

y casi llora, mi padre.


Con la mirada perdida

y la máscara de oxígeno,

garabateando en un papel.


Con medio cuerpo

en la otra vida,

moviendo los labios.


Desde la habitación

del hospital,

árboles en otoño.


ELborboteo

del respirador...

La luz del atardecer.


Casi noventa y un años,

sin perder la consciencia,

se fue mi padre.


Poemas, fotos, senryus, haikus y afines

 5-7-2016 a 19-11-2022


jueves, 13 de octubre de 2022

Haiku publicado en Argentina


 Haiku publicado en la plaqueta argentina ESPACIO LUNA ALFANJE, de carácter internacional, muy agradecido a Jorge Alberto Giallorenci. 


EL haiku

Clarea el cielo. 
En la gorra del anciano 
gotas de lluvia. 

sábado, 13 de agosto de 2022

Publicación de mis haikus en Revista Taller IgiturMéxico

 Publicación mis haikus en México Taller Igitur


https://tallerigitur.com/poesia/formas-breves-de-la-poesia-japonesa-haikus-de-rafael-castillo-morales-espana/11003/


miércoles, 25 de mayo de 2022

Visita de la Virgen de Cortes a Solanilla (Alcaraz)







 Con motivo del VIII Centenario de la Aparición de la Virgen de Cortes al pastor de Solanilla Francisco Álvarez 

martes, 26 de abril de 2022

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Haijines contemporáneos en el blog EL REFLEJO DE UZUME: Rafael Castillo

 Mercedes Pérez, Kotori, está realizando una recopilación y publicación en su blog EL REFLEJO DE UZUME de haikus representativos de haijines contemporáneos.

Este es el enlace a la entrada de mis haikus:

https://elreflejodeuzume.blogspot.com/2021/12/rafael-castillo-morales-haijin-albacete.html


lunes, 13 de diciembre de 2021

HAIBUN: TRECE DE DICIEMBRE

TRECE DE DICIEMBRE, 90 cumpleaños de mi padre

Trece de diciembre de dos mil veintiuno, mi padre cumple noventa años.  Desde que le salieron los dientes  en su pueblo natal de Povedilla, se ha ocupado de tareas agrícolas,  mulero  cuando era un niño, producción de cereales, olivares, frutales y hortalizas de temporada, con sus manos, la azada o el tractor. Desde hace unos años no se puede hacer cargo de las tierras, la edad manda, y me ha pasado a mí el testigo,  aunque yo  realizo tareas organizativas y, dados mis problemas con la artrosis, algunas cosas hago en el campo pero las imprescindibles: que se realicen las tareas en los olivares, recoger uva y almendrucos  para el consumo domestico, mantener en buen estado la casa familiar, casa que fue de mis abuelos maternos y que mis padres hicieron nueva cuando se casaron, enfrente de ella y un poco más hacia el sur se encontraba la almazara de mi abuelo Juan Hilario, la cual estuvo en funcionamiento muchísimos años hasta que las nuevas tecnologías y el aumento de la producción oleícola en el pueblo hizo que la gente formara una cooperativa. Mi abuelo repartió entre sus hijos el solar y  mi padre dedicó su parte a corral; allí tenía perros, incluso sembraba tabaco verde para su consumo. Ahí guarda aperos de labranza, tinajas y objetos de múltiples usos,  mejor dicho, en desuso.  Las hierbas campan a sus anchas, los pajarillos encuentran sustento; también sembró dos nogueras, tres almendros,  unas macetas enormes con plantones de oliva, un roble que va cogiendo cierto tamaño, una higuera y, junto a ella, una parra que da buenas uvas. La parra está rodeada por unos palos que conforman un recinto protector, debajo de ellos todos los años una gata tiene su camada, algunas noches, cuando los gatitos son un poco más mayores, empiezan a llorar y a mí se me parte el corazón, porque tienen hambre; se deslizan por debajo  de las portadas de hierro que cierran el recinto y salen a la calle, maúllan sin descanso y yo les llevo comida, pero en cuanto me acerco, se alejan, son muy asustadizos,  yo se la dejo junto a la puerta y al día siguiente no queda nada.

Maullidos de gato:
regando los almendros
las hormigas.

También hay un lilar, y bambú: hace unos años mi padre consiguió unas cañas en un viaje que realizó a Galicia y, poco a poco, la plantación va ganando terreno. Los bambúes han alcanzado más de cuatro metros de altos, y da gusto verlos, porque, aunque las hierbas de alrededor se secan, ellos mantienen abajo cierta humedad gracias a su propia sombra y resisten las inclemencias. Esta tarde de agosto he regado, hace mucho calor y varios meses sin llover, las hierbas bordes ya están secas y se meten en mis zapatillas y entre la ropa. 


Quitándome las cascarrias*:
en la ingle
un rompisaco*.

*Las cascarrias eran los restos de suciedad que se quedaban adheridas a la lana de las ovejas,  la gente de antes, cuando no había agua corriente en las casas, y tenían necesidad imperiosa de aseo, solían decir "me tengo que quitar las cascarrias".
Rompisaco: rompe sacos, planta: aegilops triuncialis, está formado por una parte aérea para diseminarse por el aire y una punta afilada que se clava en la tierra o en lo que encuentre (cuando era niño se me introdujo uno en el oído y me lo sacó milagrosamente una vecina, que se apiadó de mis gritos de dolor).

 Albacete, 13-12-2021 

lunes, 1 de noviembre de 2021

Haiku

 

Tarde de nubes:


en el balanceo 
del olivo

gorriones morunos.



Povedilla, las Pilas del Toyo, 21-9-21

sábado, 2 de octubre de 2021

Llega el otoño

 Un paisaje de Povedilla, desde El Cerro, y una curruca zarcera fotografiada en Peñas de San Pedro (Albacete)