miércoles, 21 de abril de 2010

LA MISMA MEDICINA

Cantos de guitarras
se juntan en mi pecho
y flores de almendro, que huyen
como mariposas sin aliento,
suspirando como apátridas y fugitivos.

No quiero que viertas más lágrimas,
ese doblarte en el recodo
arrugado de la sombra.

Sabes que me empeño,
que,aunque conozco tus latidos,
me cubro de instrumentos que hacen ruido,
no para taparme,
ni para ahogar tus gritos,
tan sólo para amordazarme,
para evitar que me lance sin freno
al polvo que pisas en el camino,
y en él morir,
impregnarme de tu propio suplicio,
de la misma medicina
que tomas tú cada día.

Si no era amor lo que sentía,
que me trague el cielo;
y si es todo verdadero,
no te queda otro remedio
que unirte a mí
en este inmenso infierno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA MEDICIANA TE VENDRA DESPUÉS, TAMBIEN ES BUENA RECIBIR DISTINTA PERO CON EL MISMO EFECTO.