Casualmente salgo a la calle después de cenar. Me alejo de las farolas y levanto la vista al cielo. Allí está la luna y una estrella a su lado, quizás Venus. Pero lo más sorprendente es una enorme aureola que rodea satélite y estrella. Nunca antes lo había visto. Corro a la casa y llamo a mi familia. Me siguen, unos sin abrigo, otros cámara de fotos en mano. Yo me apresuro también a coger la mía. Uno, dos, diez disparos y la magia del cielo resistiéndose a ser grabada. Pero seguro que quedan en mi retina y en mi corazón para siempre. Quizá sea la ocasión de una noche como esta: en familia, Nochebuena, antes de la "Misa del gallo" y un cielo para compartir. Doy varias vueltas. Otras estrellas, fuera de este maravilloso cerco, parecen brillar menos; pero acompañando a la luna, como un guardián atento, destaca el lucero. Pasa alguien y me lo aclara: es Aldebarán, la estrella más brillante de la constelación de Tauro. Me abrigo y, aunque todos se marchan, yo continúo mirando el cielo.
EN EL CERCO DE LA LUNA
ALDEBARÁN.
1 comentario:
¡Qué chulo! Tuvo que ser una gozada ver ese cielo ...
Un abrazo
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