HOMENAJE A UNA VENUS

Te veo algunas veces

como la viña en lo más alto de la loma,

esplendorosa con sus pámpanas altivas

y sus inmaculados tonos verdes.

Otras, cuando tus ojos se nublan

como dos borrascas,

te descubro desvalida

y casi como una niña,

y me gustaría abrazarte,

besar las cuencas de tus ojos

para desterrarles todas sus lágrimas.

A veces, sin que tú te des cuenta,

te miro y vislumbro un enorme desamparo,

y quisiera que descargara en ti una tormenta

que lo único que busca es refrescarte,

regar tu solar para que habite en ti el olvido

de las horas de rastrojo y salitre compungido.

Eres impetuosa

y fresca como la primavera;

tu alma desprende 

ímpetu de selva

y un instinto potente

te mantiene entera.

Dices lo que sientes;

eres clara

como la luz de la mañana;

por eso tu corazón

ha peleado en muchas batallas

y no sabe otra cosa

que dar amor, aunque reciba espadas.

Es profunda tu mirada;

la agudeza brillante de tus ojos

penetra en escondidos secretos;

un fragancia de rosas aromáticas

envuelve tu cara,

rodea tu cintura

y te hace una Venus deseada.