que ya no quiere vivir en su cuerpo,
como un árbol que, en plena primavera,
se vistiera de invierno,
como una cabeza de hermosa cabellera
pero tan vacía que se pierde todo lo que tiene dentro,
como el desposeído de la mayor ilusión,
así me hallo cuando el desencuentro se hace morada.
Como un planta sin sabia
e impotente ante tanta rabia
como atesora su sequedad,
un cuerpo sin sangre
tras el corte insospechado de un cuchillo
agitado por su mejor amigo,
un espíritu despojado
del aliento nuevamente insuflado,
un Universo sin estrellas
y tan oscuro como la mayor soledad,
así se siente el que se ve abandonado por el amor.
No quiero vaciarme sino de los sinsabores,
del rencor que te desalma,
del desamor que no te deja alcanzar
el pleno amor que se te entrega.
Quiero la plenitud, ser un ave Fénix,
renacer de mi propia fuerza y evitar, para siempre,
la eterna parodia de mis muchas frustraciones.
Quiero vencer y me asalta, una vez más,
el despojo de la incertidumbre,
de la debilidad que te transforma en "nadie".
Me quedo sin fuerzas, pero aguardando que, nuevamente, tu aliento
me vuelva a resucitar; con todo mi corazón, lo espero.
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